Consejo de dietas
 

Consejos generales para dietas bajas en calorías

 

 

Aunque cada dieta hipocalórica puede incluir sus pautas específicas, las sugerencias que detallamos a continuación resultarán muy útiles para llevar a cabo con éxito cualquier plan de alimentación bajo en calorías.

Ceñirse a la dieta

Salvo en los casos que venga especificado, no debes quitar ni añadir ningún alimento. De esa forma te asegurarás de consumir los nutrientes necesarios al plan de alimentación y obtener una pérdida de peso eficaz.

Respetar el número de comidas

Es muy importante no saltarse ninguna ingesta y desayunar cada día. Así mismo debes respetar la cantidad permitida en cada una de ellas.

Pesar los alimentos

Al principio es aconsejable pesar los alimentos para adquirir un mayor control de la cantidad.

Alimentos de libre consumición

Algunos alimentos  como la lechuga, escarola, pepinos, apio y caldos desgrasados pueden consumirse en cantidad libre.
El “caldo desgrasado” es aquel al que se le extrae la grasa (acumulada en la parte superior) en frío.

Vigilar la cantidad de aceite y grasas añadidas

Dada la naturaleza hipercalórica de las grasas, deben vigilarse mucho en un plan de alimentación bajo en calorías.
Puedes usar una jeringa para evitar sobrepasar la cantidad permitida y utilizar técnicas culinarias que no requieran de mucho aceite: plancha, horno, vapor, brasa, microondas, papillote…

Aderezos y guarniciones pobres en grasas y calorías

Emplea salsas y guarniciones bajas en grasa y calorías como las ensaladas y los caldos desgrasados. Aumentan el volumen de los platos, su valor de saciedad y hacen más variada y apetecible la dieta.

Utilizar hierbas aromáticas

Para condimentar los platos se aconseja utilizar hierbas y/o especies aromáticas como el laurel, tomillo, orégano, ajo, perejil, limón…
Emplear sal con moderación.

Alimentos a evitar

Tendrás que evitar en lo posible los alimentos más calóricos y ricos en grasas:

  • Carnes grasas (cortes grasos de cerdo, cordero, pato y vísceras)
  • Embutidos grasos (chorizo, salchichón, morcilla, mortadela, fuet, sobrasada, cabeza de jabalí, butifarras) y patés.
  • Quesos grasos (aquellos con más de un 25% de materia grasa)
  • Aperitivos (frutos secos, snacks, patatas fritas…)
  • Lácteos enteros (leche entera, yogures enteros, flanes, natillas, helados y cualquier preparado lácteo elaborado con nata o crema)
  • Bollería y dulces (Croissants, ensaimadas, magdalenas, bizcochos, tartas, golosinas, mermeladas, miel, azúcar)
  • Bebidas refrescantes azucaradas
  • Bebidas alcohólicas (carecen de valor nutritivo, son “calorías vacías”)

Bebidas

Sin duda, la bebida más recomendable es el agua. Se aconseja beber de 1.5 a 2 litros al día. También pueden consumirse infusiones y en la relación social bebidas refrescantes sin azúcar (light).
Para endulzar las bebidas pueden utilizarse edulcorantes artificiales (sacarina) con moderación.
Si no se indica lo contrario, con la leche puede tomarse café de cafetera o café soluble, normal o descafeinado, achicoria o extracto de cereales.

Comer con tranquilidad

Es muy importante comer con tranquilidad, masticando bien los alimentos, de forma ordenada y sentada en la mesa.
Intenta que la dieta sea compatible con el menú familiar, si no es posible en su totalidad, al menos en el plato principal. De ese modo se disminuye el trabajo y se facilita la integración de la dieta en las costumbres familiares.

Planificación de menús

Para evitar impulsos, planifica los menús con antelación y acude al supermercado con una lista y sin sentir hambre. Resultará más sencillo no dejarse llevar en la compra de alimentos inadecuados al plan de alimentación.

Aumentar el ejercicio físico

Es necesario combinar la alimentación con la práctica de alguna actividad física, andar, nadar, montar en bicicleta…

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